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Cine y Jazz

Shadows: Corazones negros

Shadows: Corazones negros

Cassavetes y los negros, en los años 50. Sin topicazos, al estilo underground y con la cámara encima del hombro. En aquellos años. El genuino sabor cassavetiano dando de morros al establishment de Hollywood con una película diferente. Dura, descarnada. ¿Alguien conoce a estos actores? Pues lo son y con letras mayúsculas. Y encima la música es de Mingus. Y que no hay guión. Y que todo es improvisado. Y que la fotografía también es morrocotuda. Y que viva el B/N. Y que me gusta que se diferencien las sombras, y que se noten, y que todo sea de noche. Y que viva Cassavetes y la madre que lo parió.

 

Es que Cassavetes para mí, y ahora que no nos oye nadie, es el mejor director de cine puro de la historia del cine.  De Cassavetes en el año 59 se conocían sus papeles casi siempre secundarios en películas más o menos conocidas. Después de Shadows, la gente casi tampoco conocía más que los papeles casi siempre secundarios en películas más o menos conocidas. Porque películas por el dirigidas, por un puñado de dólares, como este Shadows, la vieron los cuatro gatos que salían de noche a las sesiones round about midnight. O sea, una ruina. Tuvo que ser con películas como Una mujer bajo la influencia o Opening night cuando a Cassavetes se le empezaran a reconocer los méritos como director. Y ya, cuando John Cassavetes se murió a  finales de los 80, entonces sí, ahí sí que se le empezaron a reverdecer los laureles ya marchitos de sus películas. Y por supuesto a decir que Shadows y Faces eran dos iconos de la filmografía underground de la historia del cine.

 

Aquí sólo voy a hablar de Shadows por una razón bien sencilla. Porque en Faces, para mí la mejor película de la historia del cine, y perdón por la boutade, no tiene jazz. Bueno, Faces no tiene jazz en la banda sonora, porque ella sola es jazz en estado puro, y, si no, ved Faces y luego me contáis. Entonces hablo de Shadows. Shadows cuenta la mala vida que se ven obligados a afrontar tres (ella y dos hombres más) hermanos negros del Nueva York de los años 50. Los actores que los encarnan son actores de la compañía de teatro de Cassavetes.


No creo que Cassavetes se inventara la cámara al hombro, pero como estilo cinematográfico fue el que le dio carta de naturaleza. Dogma y sus chicos pueden dar fe de ello. Dios guarde al inventor de la cámara al hombro. También me gusta que Shadows se vea sólo la noche. Como que las sombras son más verdaderas del fiel reflejo de la personalidad de uno. La luz a veces miente. La vida de los tres hermanos transcurre de noche. Uno de ellos es cantante sin suerte; la hermana conoce amores también cuando las brujas celebran su hora preferida. El otro hermano es un hipster típico amante del jazz y la sub-cultura de la noche. Relaciones interraciales, desventuras de artistas con desdicha, la fotografía en B/N que lo resalta todo con la cámara al hombro. Fotografía en B/N acojonante que diré que es obra de Erich Kollmar.

 

Y sí, la mayor parte de la película está improvisada. Así lo recuerda uno de los letreros finales. Mientras asimilamos que la película, por extraño que pueda parecer, ha sido una improvisación, suena el jazz.

 

El jazz es de Charlie Mingus. Como el que no quiere la cosa. Ya puestos, Cassavetes elige a uno de los músicos más radicales en su percepción de entender la música negra americana. El saxo tenor de los solos que inundan las calles de Nueva York es un desconocido para muchos, incluido para mí antes de ver hace diez años la película, que se llama Shafi Hadi. Shafi Hadi era componente habitual de los grupos de Mingus en aquellos años. No voy a repetir que esta película tiene ritmo de jazz en sus entrañas, como Faces. Pero aquí en Shadows hay jazz además en la banda sonora.

Era imperdonable que todavía no hubiera hablado yo de Shadows, de Cassavetes y de la madre que lo parió.

2 comentarios

Alvy Singer -

Que pelicula, que todo. Fundacional, biblica para los indies.

lacasiopeaa -

Yo le tengo muchas ganas a Shadows. Hace unos meses la editaron en la colección Fnac, pero se me escapó y la última vez que fui ya no la tenían. Habrá que recurrir a San Emule, porque algún santo seguro que la ha ripeado (recemos por ello).
Besos y más y más y más besos