Los fabulosos Baker Boys: cuatro manos y una mujer
El mundo del jazz tiene sus estrellas y sus nombres sonoros, pero también tiene, y muchos, sus currantes. Hay un par de contrabajistas del bop, que son Curley Russell y Tommy Potter, que tocaron con Parker, que siempre quedaron en la sombra. Una mirada a los artistas secundarios no viene mal de vez en cuando, porque además se lo merecen. Y ahí entra de lleno la película de los fabulosos hermanos Baker. El color de rosa no se ve mucho en la película.
Dos hermanos que tocan el piano desde hace 15 años por todo Seattle, otrora en hoteles de lujo, necesitan un giro de 180 grados si desean seguir en la brecha de los clubs de noche. Lo saben y contratan a Michelle Pfeiffer, una rubia de buen ver que canta y que les sacará de apuros y de los clubs de noche. Hacia el hotel de lujo. El hermano Jack, Jeff Bridges, no tarda en caer en ella. El hermano Frank, Beau Bridges, no lo ve con buenos ojos. Y se monta el trío. Grosso modo. Y hasta ahí puedo leer.
Por cierto, Baker, un nombre emblemático del mundo del jazz, que supongo que tendrá algo que ver en el juego interno de los guiños del guión. El guión es del director, Steven Kloves. Luego hablo de él. Que tiene miga.
Tres eran tres
Fumador (de americano), vividor y mujeriego. Desde que lo vi en La última sesión de Bogdanovich, Jeff Bridges es un actor que parece que nunca está, pero que cuando lo llaman, acude y cumple, como pocos, su cometido. Eficacia probada. De macarra.
Frágil, sensual, fumadora (de francés), rubia y amante de Ellignton. Michelle Pfeiffer está como siempre, o más aún, es decir, más que mona. Y más encima del piano cantando el Makin Whoopee, y encima en Nochevieja. Y a solas con Jeff Bridges. O más tarde el My funny Valentine. La Pfeiffer cuando se despedía ya de sus años mozos.
Y la antítesis. Como dos buenos hermanos, siempre hay uno calculador, cerebral, organizado y padre de familia. El otro. El hermano Beau, un actor que nunca está, porque aparte casi nunca lo llaman, pero que en la película te cae la mar de simpático.
Sydney Pollack es el productor. Y le da la oportunidad de debutar detrás de la cámara a un Steven Kloves de 29 años. Y lo que poco sabemos es que Steven Kovles lleva haciendo desde hace 6 años. Ser el guionista de algo llamado Harry Potter.
Jazz por encima de todo
Ya he dicho que los protagonistas son actores secundarios del jazz. Por lo tanto, si no tocan jazz, se ven obligados a tocar otras cosas, ya sea el Feelings o el Bali Hai. Que si no hay más remedio, toca adaptarse al público “selecto” del lugar. Para más INRI la acción se sitúa en el extremo más alejado de la realidad del jazz, Seattle.
Y ahora es cuando cuelo de rondón una realidad aquí en España y supongo que de más países. Ya menos, pero muchos se tienen que ganar el pan sin tocar jazz y acompañando a artistas pop y de triunfo fácil. Casi ná. Y eso a mí me molesta bastante.
Dave Grusin, músico y productor de jazz es el responsable de la banda sonora. Y quien dobla a Jeff Bridges en el piano. Y la verdad es que clava el ambiente jazzista. No en vano es productor y sabe de qué va la cosa. Los músicos suenan al buen aficionado. Ernie Watts es el saxo, por ejemplo. Brian Boomberg está al contrabajo. Aunque suena jazz, sólo se ve el mismo club de jazz en dos ocasiones. Y como el guión hace que a la Pfeiffer le guste Ellington, pues tenemos el gustazo de escuchar el Prelude to a kiss, o el Perdido. También suena Benny Goodman.
La película no será ninguna obra maestra, ni aparecerá en lista alguna de mejores filmes sobre nada, pero algo es seguro: no es mala película. Es simpática y a la vista resaltan sus encantos. Siempre nos quedará la Pfeiffer.
6 comentarios
andres -
visiten mi web y descargen mp3 gratis.
www.grupoorilla.tk
Alex W. Levine -
Yo tengo un blog de jazz, por si gustas visitar: http://simplementejazz.blogspot.com/
silent Bob -
Erradizo -
De un tiempo a esta parte, gracias a ti (o por tu culpa) me fijo hasta en la música de los anuncios.
Gracias por abrirme los ojos.
Saludos amigo
Alvy Singer -
Ahora, al film le dota del perfecto equilibrio de humor-drama, y el buen jazz la hace más encantadora. Encantadoarmente intrascendente.
Encantado de volver a leer otro nuevo film.
¡Un saludo!
Olvido -
La Pfeiffer está tremenda encima del piano y defiende con bastante dignidad su papel.
Y luego, como dices, ese malditismo de clubs de jazz y humo de cigarrillos... Es una buena película, aunque no esté en ninguna lista (ni falta que le hace)
Besos, mi fabuloso Baker